Este video de Jose María Toro, maestro y escritor, ( "Educar con co-razón" 10ªEdición) nos habla de ella: el vínculo directo con nuestro mundo interno.
Blog, dispersamente centrado, sobre gestalt, arte, curiosidades, terapia, inquietudes, reflexiones y cuentos.
miércoles, 24 de octubre de 2012
La lengua como llave maestra a nuestro interior
Descubriendo el Sistema Consciente para la Técnica del Movimiento, de Feodora Aberastury, redescubro mi lengua. Ella me abre la puerta a un nuevo estado presente.
Este video de Jose María Toro, maestro y escritor, ( "Educar con co-razón" 10ªEdición) nos habla de ella: el vínculo directo con nuestro mundo interno.
Este video de Jose María Toro, maestro y escritor, ( "Educar con co-razón" 10ªEdición) nos habla de ella: el vínculo directo con nuestro mundo interno.
lunes, 22 de octubre de 2012
miércoles, 10 de octubre de 2012
Sol: La niña "Miedos"
¿Os apetece que os cuente un cuento?
Sol era una niña bola
que irradiaba luz y calor a su alrededor sin proponérselo. Con Sol, todo iba rodado siempre. Cuanta más ternura,
sonrisas y besos recibía, más bombillas
se encendían en su corazón. Sólo existía una cosa que hacía fundir sus bombillas… el
miedo.
Sol tenía miedo a la
oscuridad y a los monstruos. También a los gritos del lobo feroz. A que mamá un
día cumpliese eso de : ”cualquier día me
canso y os dejo a todos plantados”. A que su hermano el gigantón la hiciese botar
más de la cuenta y le saliesen mil chichones. A que la profe Cuadrícula le
preguntase la tabla del 9. A que a papá se olvidase de que ella era su princesa.
A BLA BLA BLA BLA BLA BLA BLA BLA…
Una noche, mientras
intentaba dormir con la luz encendida se le ocurrió un truco para dejar de
sentir miedo. Consistía en empujar las ideas horribilis desde la cabeza hasta
la garganta y, sin masticarlas ni un poco, tragárselas para que no quedase nada
de ellas en su pensamiento. Lo que Sol no sabía es que de esta manera cada vez dejaba menos
espacio a las bombillas, que se iban arrinconando en su cuerpo redondo
mientras los miedos campaban a sus anchas.
Pasó el tiempo y Sol
cada vez era una niña bola más apagada y reservada, menos risueña. Los miedos le
pesaban tanto que ya casi no podía rodar ni soñar de tanta indigestión. Y así, Sol, para muchos, pasó a ser Soledad.
De cientos de bombillas luminosas ahora había pasado a tener cuatro o cinco.
Sus padres no sabían como ayudarla. Mamá
la seguía abrazando y contando cuentos por las noches, para papá seguía siendo
su princesa, pero los miedos eran tan poderosos que aplastaban los intentos de
las bombillas por iluminar su rojo corazón.
Llegó un día en que
solo le quedaba una bombilla encendida que luchaba ferozmente, intentando
protegerse de los vapuleos de los fantasmas interiores. Soledad no podía ni
moverse de la cama. No hablaba y sus ojos eran tan tristes que si la mirabas de
cerca veías tras ellos un mar de lágrimas. Sus padres, que habían intentado
curarla llamando a todos los médicos del lugar, viajaron hasta el reino de la
maga Cuentamelcuento, que con sus
manos podía curar todo tipo de dolencias de los niños y niñas bola.
Cuentamelcuento, al enterarse de la triste noticia, no se lo pensó
dos veces. En un abrir y cerrar de ojos estaba a su lado mirándola de arriba
abajo, con sus gafas telescópicas .
- Menudo empacho, Solete , le dijo. ¿Es que no sabes que cuando se traga
sin masticar se produce una indigestión? ¡Y la tuya es monstruosa!
La maga le puso la
mano caliente y arrugada sobre el
estómago y la dejó ahí hasta que
empezaron a sonar ruidos raros en su interior. Sol se durmió desde el primer
instante en que Cuentamelcuento se sentó a su lado. Y así pasaron las dos toda la
noche, entre oscuridad y profundos sonidos
extraños.
El primer bostezo de
Sol despertó a la familia Redonda con un vuelco al corazón. De su habitación
había salido un ruido parecido al eructo de una ballena cachalote. Pero eso
solo fue el comienzo. Desde que los primeros rayos de Lorenzo entraron por la
ventana de la niña bola hasta que decidieron dejar paso al reflejo de la luna
Catalina en el cristal, Sol estuvo eructando miedos. Cada vez que uno salía al
exterior unas cuantas bombillas de su corazón volvían a brillar con la misma
fuerza de antes.
- ¿Pero es que no
sabes que los miedos necesitan viajar de un lugar a otro, de una persona a otra
y nunca deben ser tragados? Si lo haces, luchan por salir con tanta fuerza que
no te dejan en paz. Los muy impertinentes necesitan entrar y salir y aunque
sean incordiosos y feos hay que dejar
que aparezcan para que se marchen a otro lugar. Solo así se puede seguir
brillando.
- ¡Pero es que me
asustan mucho!
- A ti y a todos,
mi Solete. Todo el mundo siente miedo, hasta los más valientes. Pero solo
algunos saben que cuando les abres una ventana, a través de ella acabarán saliendo y volverá a entrar la luz del día.
Desde
ese preciso instante, Sol volvió a lucir su olvidada sonrisa con tanta fuerza
que contagiaba a todo aquel que se cruzaba con ella. No dejó de ser miedosa,
eso sería contar una mentirijilla, pero descubrió que, aunque a veces los
miedos eran pesados como ellos solos, no le impedían seguir rodando.
Carmen
miércoles, 3 de octubre de 2012
Libertad para nacer
Os presento un vídeo que nos invita a reflexionar sobre la industrialización del parto y la necesidad de recuperar el derecho a un parto respetado, donde se escuche la voz y el lenguaje del cuerpo de la mujer.
Ya está bien de abusos...
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