TIERRA FÉRTIL
Blog, dispersamente centrado, sobre gestalt, arte, curiosidades, terapia, inquietudes, reflexiones y cuentos.
miércoles, 12 de junio de 2013
Hoy nace la nueva Web de LLUVIA DE VIDA Terapia Integral
Os invito a echar un vistazo a la página web que con tanto cariño hemos estado elaborando durante un buen tiempo. Ha llovido mucho y por fin a florecido LLuvia de Vida.
miércoles, 13 de febrero de 2013
Psicoterapia para niños y adolescentes
Los juegos, los cuentos, la escritura, la plastelina, el barro y los dibujos son herramientas imprescindibles para que nuestros menores puedan expresar sus sentimientos, miedos, angustias y frustración de forma natural. Así, poco a poco vamos encontrando la manera en que puedan mostrarse completa y auténticamente, dejando fluir su mundo sensorial, emocional e instintivo. Siempre desde el cuidado, la seguridad y la contención, mi mirada como terapeuta es de profundo respeto y aceptación, favoreciendo que el niño o el adolescente se descubra tal y como es y no como "debería de ser". Este lugar de autenticidad será la tierra fértil donde podrá irse desarrollando como persona, aumentando sus recursos y potenciando sus habilidades.
Será fundamental intercalar sesiones con los padres o tutores legales para dirigirnos todos en la misma dirección y reducir el nivel de angustia y preocupación de éstos.
Carmen Pablo (colegiada M-25332) 606 994 490
miércoles, 6 de febrero de 2013
La puerta. Dulce Chacón
¿Acaso no es prisión
una puerta
que sólo pueda abrirse
desde fuera?
¿Y no es más cierto
que también es prisión
poder abrirla sólo
desde dentro?
Y más,
poder salir y entrar,
dejarla abierta
salir y entrar,
dejarla abierta.
Me pregunto... Jostein Gaarder
¿De dónde viene el mundo?
¿Hay algo que haya existido siempre?
¿O todo surgió de la nada?
¿Hay vida sólo en nuestro planeta?
¿O el universo entero hierve de vida?
¿Podrían haber estado aquí
simplemente todas las estrellas
y los planetas sin que nadie supiera
de su existencia?
....
martes, 15 de enero de 2013
Alergia y Gata. Capítulo I
Cuando Alergia se echó novio empezó a estornudar más que nunca. Sus ojos se empezaron a enrojecer y tenía que frenar la constante tentación de rascarlos. Los recovecos de su cama se habían convertido en un escondite perfecto para los kleenex usados y su nariz solo descansaba cuando dejaba entrar aire fresco. Quizá penséis que su incipiente adicción a los antihistamínicos naturales se debía a un estado de desasosiego histérico provocado por los encantos de su interesante dramaturgo, a su inseguridad al descubrir por las calles mujeres hermosas con cara de solteras, al terror de caer en los errores del pasado, a la exigencia de tener que ser mejor amante que Sherezade, al miedo de dejar de tener tiempo para ella y sus creaciones. Pues no. Eso ya lo había vivido en su anterior fase, en aquella en la que Alergia y Dramaturgo jugaron al Ser o no Ser hasta que el sentido común y el cansancio del “sí pero no, no pero sí” dieron paso al me gusta estar siendo a tu lado. La cuestión es que Dramaturgo vivía junto a una gata que echaba tanto pelo que si lo recopilaba, con seguridad podría montar una fábrica de relleno para cojines. Gata era tan bonita como la luna llena y tan suave como una nana. A Alergia al principio le daba un poco de reparo, pues aunque era pequeña y solo sabía hablar gatuno, era evidente que su presencia no pasaba desapercibida en la casa. En un principio Gata únicamente era sinónimo de estornudo pero con el paso de los días, de su nombre comenzaron a nacer más significados. A Gata le gustaba hacerse una bolita en su pecho y sus piernas y pasar horas dormida encima de su cuerpo. El calor que desprendía era un sedante que calmaba su prisa existencial y acunaba la niña sedienta de ternura que en ella vivía. El cuerpecito animal también empezó a convertirse en una cálida almohada nocturna que inspiraba y expiraba provocando un vaivén rítmico casi inapreciable. Entre estornudo y estornudo jugaban por la casa, escondiéndose la una, encontrándola la otra. En cada carrera, las letras de Alergia se enredaban las unas con las otras convirtiéndose en Alegría resonante y vibrante. Dramaturgo bien conocía la sonrisa interna que la minúscula compañera provocaba en él y disfrutaba viendo como Alergia, con kleenex en mano (porque nunca nada es totalmente perfecto), ampliaba su territorio Corazón con acordes que años antes nunca se hubiese atrevido a tocar.
Carmen
sábado, 15 de diciembre de 2012
domingo, 2 de diciembre de 2012
Columna de opinión El País. Manuel Vicent
Un día en el café Gijón sorprendí a un poeta maldito, absorto en sus
pensamientos. Le pregunté si la gravedad de su rostro obedecía a que
estaba elaborando algún verso insigne. “Así es”, me contestó. “En este
momento me debato en la duda de pegarme un tiro en la boca o tomarme un
helado de fresa”. En el monasterio de Kopan, en el valle de Katmandú, me
dijo un Maestro Venerable: si quieres saber hasta qué punto eres feliz y
no lo sabes, cómprate una libreta y apunta en ella cada noche cinco
pequeños hechos agradables que te hayan sucedido durante el día. Anota
solo las sensaciones placenteras insignificantes, las alegrías ínfimas,
no los sueños desmesurados. Esta mañana me ha despertado el sol en la
ventana y he comprobado que esta vez no me dolía la espalda. El perro me
ha saludado con el rabo. El dueño del bar, donde suelo desayunar
hojeando el periódico, hoy se ha negado a cobrarme la ración de churros.
He leído la crónica deportiva: ayer ganó mi equipo. El autobús ha
llegado puntual y en la parada me han conmovido las palabras de amor que
una madre le dirigía a su niña que se iba al colegio. Le he preguntado
al médico por los análisis y me ha dicho que todo está bien. Al llegar a
casa después del trabajo me arrellano en el sillón para ver una
película en la tele mientras me tomo un gin-tonic.El Maestro
Venerable aseguró que después de un tiempo en esa libreta se habrá
formado un tejido básico de actos felices, de sutiles placeres efímeros,
muy consistente, que sin darnos cuenta sustenta firmemente toda nuestra
vida y de paso resuelve la duda del poeta. De momento bastará con un
helado para evitar que se pegue un tiro. Puede que esto no sea más que
esa charlatanería que se expande mientras arden las consabidas barritas
de almizcle e incienso y que solo sirve para olvidar la terrible
crueldad e injusticia que nos rodea. Pero el Maestro Venerable, en medio
de aquel aire transparente que bajaba del Himalaya, dijo que todas las
flechas aciagas que la vida nos lanza casi ninguna da en el blanco. Caen
a nuestro alrededor y somos nosotros los que las arrancamos del suelo y
nos las clavamos en el corazón, en la mente o en el sexo. Tal vez esta
enseñanza podría servir al poeta para enhebrar uno de sus versos más
excelsos: sale el sol, estoy vivo.
Manuel Vicent
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